Nuestro primer grupo de estudiantes voluntarios llego a la rivera Maya a iniciar los primeros trabajos del Templo Shaolin de México en Cancún QuintanaRoo entre ellos nuestra querida estudiante de intercambio de NY Carmen Fu, quien nos deja esta reseña del evento, esperamos la participación de muchas brigadas más !
Primer Brigada al TSM Cancún.
Depués de veinte dos horas en el coche, finalmente llegamos a Cancún. Los cinco de nosotros estabamos listos para trabajar y empezar a limpiar la tierra del TSM en la Riviera Maya.
Fuimos advertidos de la posibildad de envenenamiento por mordida de serpiente, escorpiones, tarantulas, jaguares y jabalies salvajes, mosquitos, hormigas, calory humedad insoportable. Nada major que trabajar en la selva! Cada día sobreviviendo nos ayudó a seguir intentando y a dar nuestro major esfuerzo.
Nuestros días comenzaban con mañanas dolorosas, despertando alrededor de las 5:30 am para evitar el calor y la humedad del medio día.No puedes pelear con el sol cuando está en el centro del cielo a la hora más cálida del día.Descansas, comes, buscas sombra y esperas que se oculte el sol. Nuestros primeros días estuvieron llenos de descubrimientos de que tan basta y poderosa la selva puede ser. Una de las primeras y más importantes cosas que necesitabamos entender, era como identificar un árbol venenoso de nombre “Chechen” y su antidoto “Chaca”. L a mayor parte de nuestro trabajo era limpiar el terreno, cortando plantas, pequeños árboles y hierbas lo cual era en extremo importante. Si llegas a tocar un Chechen, la piel empieza a dar comezón y arder, después puede dar fiebre, lo cual no ayuda cuando tienes que trabajar por ocho horas en la selva.
Todos estabamos cubiertos de pies a cabeza y armados con machetes, listos para enfrentar el trabajo que se acercaba. Algunos del grupo nos adentramos en el terreno para empezar a limpiar el camino con ayuda de los Mayas locales, mientras otros construian una cerca para delimitar la entrada de la propiedad y limpiar el área donde se hizo la ceremonia de bendición unos meses antes. Plantas crecieron por todos lados y empezaban a ocultar las columnas que marcaban la entrada. Habia también un tronco de zapote caido con el que teniamos que lidiar, después de discutir con los Mayas y de remover la corteza encontramos una hermos y fuerte madera que eventualmente seria usada como parte de la entrada y donde podras leer algun día , “Templo Shaolin de México” grabado en ella.
En el principio habia mucho que aprender … como usar un machete apropiadamente, reconocer los diferentes tipos de árboles, aprender que la tierra debajo de nosotros era principalmente roca con un poco de tierra fértil mezclados. Cómo conseguir los postes para que nuestra cerca se mantuviera en pie, qué tipos de madera eran adecuados para que no doblaran los clavos cuando tratabamos de martillar….
El líder de nuestro grupo de aventureros, Eilyf, puede personalmente decir que tan increiblemente duras eran las rocas. Era su trabajo picar las piedras y amoldar el espacio necesario para los postes que ahora sostenian la puerta de la entrada. Él menciono el otro día, que desde nuestro último viaje, sus golpes se habian vuelto aún más fuertes por picar piedras con el cinsel y después de incontables horas de cortar con su machete la flexibilidad de su muñeca mejoró grandiosamente! No estoy segura de estar feliz o de tener más miedo. Pero solo sirve para demostrar, todo lo que hacemos, no importa que tan agotador sea el entrenamiento. Entrenar por nuestras mentes, nuestros corazones y nuestros cuerpos.
A veces era difícil tener apetito en el calor abrasador mientras trabajabamos, así que la salvación para muchos de nuestros largos días en la selva era un viaje a la tienda de fruta. Nosotros tomamos felizmente aguas de frutas. Estabamos en Cancún, un paraiso de frutas tropicales, casi siempre era la mejor manera de conseguir calorías energetizantes y azúcar de regreso en nuestros sistemas. Después fuimos directo al departamento que Heng yi rentó para nosotros, para relajarnos sobre el piso frío de la sala, todos tomando una siesta por la tarde esperando nuestro turno para toma un baño.
Podiamos ir a la playa algunas veces por la tarde para tomar algo de sol, roncar bajo las palmeras e ir a nadar. Tuve el placer de enseñar a uno de mis hermanos shaolin a nadar, y después del tercer día él no tenia miedo. Era una transformación hermosa de ver y una gran oportunidad de regresar el favor de corregir mi español y descifrar algunos movimientos de kung fu que yo encontraba difíciles de hacer.
En nuestro segundo viaje a la selva en junio, era aún más caluroso. Temperaturas cerca de 40 grados Celsius, con un nivel muy alto de humedad. Cuando los mayas locales dicen que hace calor, sabes que hace MUCHO CALOR. Muchos de nuestros almuerzos estuvieron acompañados de conversaciones practicando el dialecto Maya. También nos dieron lecciones de como afilar nuestros machetes apropiadamente y consejos para mantenerlo afilado. Algunos de nosotros bromeabamos diciendo que tan pronto como tomaramos agua, transpiraría por nuestros poros enseguida. Algo que aprendimos rápido, es que si tomas una botella de coca-cola como lo hacen los Mayas, no sudarás el agua tan rápidamente que sientas que la selva está robando tu alma con cada gota de sudor!
Después de un día o dos, rendirte ante los mosquitos era un sacrificio necesario. Yo pensaba, “es justo, ellos solo intentan sobrevivir…” puedes estar todo el día tratando de ahuyentarlos. Manteniendo la calma con tarantulas más grandes que mi mano, viviendo bajo las rocas habian familias de escorpiones, era algo así como un reto para esta chica neoyorkina, pero de alguna forma manejé la situación diciendome a mi misma “train harder”
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