Aunque el término puede parecer anticuado, «expansión de la mediana edad» es una preocupación mayor que nunca. A medida que las personas pasan por la mediana edad, su proporción de grasa con respecto al peso corporal tiende a aumentar, más en las mujeres que en los hombres. Los kilos de más tienden a acumularse alrededor de la sección media.
En algún momento, podríamos haber aceptado estos cambios como un hecho inevitable del envejecimiento. Pero ahora nos han informado de que a medida que crece nuestra cintura, también lo hacen nuestros riesgos para la salud. La grasa abdominal o visceral es motivo de especial preocupación porque es un factor clave en una variedad de problemas de salud, mucho más que la grasa subcutánea, del tipo que se puede agarrar con la mano. La grasa visceral, por otro lado, se encuentra fuera de su alcance, en lo profundo de la cavidad abdominal, donde rellena los espacios entre nuestros órganos abdominales.
La grasa visceral se ha relacionado con alteraciones metabólicas y un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular y diabetes tipo 2. En las mujeres, también se asocia con el cáncer de mama y la necesidad de cirugía de la vesícula biliar.
¿Tiene forma de pera o manzana?
La grasa acumulada en la parte inferior del cuerpo (en forma de pera) es subcutánea, mientras que la grasa en el área abdominal (en forma de manzana) es en gran parte visceral. El lugar donde termina la grasa está influenciado por varios factores, incluida la herencia y las hormonas. A medida que aumenta la evidencia contra la grasa abdominal, los investigadores y los médicos están tratando de medirla, correlacionarla con los riesgos para la salud y monitorear los cambios que ocurren con la edad y el aumento o la pérdida de peso en general.
La grasa que puede pellizcar es la grasa subcutánea. La grasa dentro de su abdomen (la grasa visceral) puede verse y medirse, pero no pellizcarse.
¿Cómo se pierde la grasa del vientre?
No es de extrañar: ejercicio y dieta. Mantenerse físicamente activo durante todo el día, así como programar un tiempo para el ejercicio estructurado, puede ser incluso más importante que la dieta.
La investigación sugiere que las células grasas, en particular las células grasas abdominales, son biológicamente activas. Es apropiado pensar en la grasa como un órgano o glándula endocrina, que produce hormonas y otras sustancias que pueden afectar profundamente nuestra salud. Aunque los científicos todavía están descifrando las funciones de las hormonas individuales, está quedando claro que el exceso de grasa corporal, especialmente la grasa abdominal, altera el equilibrio y el funcionamiento normal de estas hormonas.
Los científicos también están aprendiendo que la grasa visceral bombea sustancias químicas del sistema inmunológico llamadas citocinas, por ejemplo, factor de necrosis tumoral e interleucina-6, que pueden aumentar el riesgo de enfermedad cardiovascular. Se cree que estos y otros bioquímicos tienen efectos nocivos sobre la sensibilidad de las células a la insulina, la presión arterial y la coagulación de la sangre.
Una razón por la que el exceso de grasa visceral es tan dañino podría ser su ubicación cerca de la vena porta, que transporta sangre desde el área intestinal al hígado. Las sustancias liberadas por la grasa visceral, incluidos los ácidos grasos libres, ingresan a la vena porta y viajan al hígado, donde pueden influir en la producción de lípidos sanguíneos. La grasa visceral está directamente relacionada con niveles más altos de colesterol total y colesterol LDL (malo), colesterol HDL (bueno) más bajo y resistencia a la insulina.
La resistencia a la insulina significa que los músculos y las células del hígado de su cuerpo no responden adecuadamente a los niveles normales de insulina, la hormona pancreática que transporta la glucosa a las células del cuerpo. Los niveles de glucosa en sangre aumentan, lo que aumenta el riesgo de diabetes. Ahora las buenas noticias.
El ejercicio y la dieta te ayudan a perder grasa abdominal
Entonces, ¿qué podemos hacer con los estómagos rechonchos? Mucho, resulta. El punto de partida para controlar el peso, en general, y combatir la grasa abdominal, en particular, es la actividad física regular de intensidad moderada: al menos 30 minutos al día (y quizás hasta 60 minutos al día) para controlar el peso y perder barriga. grasa. El entrenamiento de fuerza (ejercicio con pesas) también puede ayudar a combatir la grasa abdominal. El ejercicio puntual, como hacer abdominales, puede tensar los músculos abdominales, pero no afectará a la grasa visceral.
La dieta también es importante. Preste atención al tamaño de las porciones y enfatice los carbohidratos complejos (frutas, verduras y granos integrales) y las proteínas magras sobre los carbohidratos simples como el pan blanco, la pasta de granos refinados y las bebidas azucaradas. Reemplazar las grasas saturadas y las grasas trans con grasas poliinsaturadas también puede ayudar.
Los científicos esperan desarrollar tratamientos farmacológicos que se dirijan a la grasa abdominal. Por ahora, los expertos enfatizan que el estilo de vida, especialmente el ejercicio, es la mejor manera de combatir la grasa visceral.
Hacer ejercicio constante y una alimentación rica en vegetales, frutas y nueces es un comienzo para bajar la grasa de nuestro abdomen, sin embargo es indispensable que recurramos a personal calificado para lograr tener éxito en nuestra meta de bajar ese abdomen.
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Fuente: https://www.health.harvard.edu/staying-healthy/abdominal-fat-and-what-to-do-about-it
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