Por Ulrich Van Tassel y Teresa Bretón 

Cuando se practica un arte marcial a veces el ajetreo de todos los días, sumado a los contratiempos que pueden surgir en cualquier momento, nos impide avanzar en nuestra práctica diaria o puede solamente significar que avancemos lentamente, y aprender nuevas formas se posterga y se dificulta. Esto es especialmente cierto en el manejo de las armas, que además de requerir mucho más espacio comparado con las forma a manos libres, el tiempo para aprender a manejar el arma se suma a la ecuación. Es por esto que el Retiro de Armas representó la oportunidad perfecta para avanzar en nuestra práctica, dando comienzo también para muchos estudiantes al manejo de las armas con el garrote y el Kwan dao.

La práctica del primer día comenzó temprano después de desayunar, con el arma insignia del Templo Shaolin: el garrote; y su forma: Fengmogun. El maestro Sheng se encargó de enseñar los movimientos básicos necesarios para evitar esos dolorosos y tan comunes golpes en las rodillas, y a veces en la cara al momento de practicar por primera vez con un garrote. El avance en la forma al inicio fue algo lento, ya que aprender a maniobrar con el garrote toma tiempo, pero al asimilar los movimientos y darles velocidad pudimos darnos cuenta de que apenas llevábamos una fracción de la forma y que todavía nos quedaba un largo camino que recorrer. Por fortuna esa fue la primera sesión y aún quedaban un par de días más de práctica para completar la forma.

En la tarde después de la comida fue la hora de la clase impartida por el maestro Yi, con el arma creada por el general Kwan Yu y usada antiguamente por los generales en la antigua china: el Kwan Dao; y su forma: Pu Dao. Esta es un arma bastante más pesada, tradicionalmente hecha toda de metal con una gran cuchilla que lleva en la parte superior y un pico que lleva en la parte inferior.

La práctica la llevamos a cabo la mayoría de los estudiantes con el garrote, (curiosamente a muy pocos se les ocurrió llevar un Kwan Dao) pero la práctica previa con el garrote facilitó mucho el manejo y el aprendizaje de esta segunda forma. El maestro Yi nos explicó sobre la peculiaridad de que en esta arma lo más importante es que el filo determina el sentido en el que gira el Kwan Dao, siempre cortando, lo que le agrega un grado de dificultad mayor comparado con el del garrote. Esta forma resultó ser muy apasionante, tanto que al final del tercer día cuando comenzó a llover seguimos practicando hasta que la lluvia no nos dejó otra cosa que hacer más que buscar refugio y seguir practicando en el salón principal del Monasterio Benedictino donde todos los años se llevan a cabo los retiros del Templo Shaolin de México.

Así transcurrieron los días, por excepción del tercero, donde antes de la clase de Kwan Dao tomamos una clase de tiro con arco que nos emocionó a todos y puso un poco nerviosos a algunos. La seguridad es lo más importante en cualquier práctica, y en la arquería es mucho más importante escuchar y seguir las instrucciones; como no ponerse delante de la línea de tiro si alguien tiene un arco en alto, apuntar solamente a los blancos, no tirar de la flecha más allá de la mejilla, entre otras instrucciones. Hubo asistentes que ya habían practicado antes la arquería y llevaron su propio arco y flechas, mientras que los demás utilizamos el equipo que llevó para nosotros el club de arquería. En las primeras rondas la mayoría de las flechas se quedaron cortas o no dieron en el blanco, pero poco a poco se fue afinando la puntería de todos. Para el final de la sesión no queríamos que acabara todavía, pero el retiro ya casi terminaba y aún quedaba la parte final de la forma de Kwan Dao; entonces se nos invitó a que contactar al club de arquería en el futuro si queríamos seguir aprendiendo el apasionante arte del tiro con arco.

Así transcurrieron rápidamente los días del retiro; entre prácticas, comidas, descansos y repasos. Las horas de comida siempre son momentos de descanso y para platicar con los amigos; en los tiempos libres algunos aprovechan para ponerse al día con las personas que ya no ven por entrenar en diferentes horarios, mientras que otros salen a estirar y practicar en las amplísimas áreas verdes del Monasterio lo que aprendieron en la mañana o el días anterior para que no se olviden; otros se sientan y se relajan, duermen en sus habitaciones o leen, porque los retiros siempre son una oportunidad de tomarse el tiempo para hacer las cosas que una vida llena de trabajo no nos permite regularmente.

Al final nos fuimos todos muy felices, con muy buenos recuerdos, con dos formas espectaculares de armas emblemáticas del Templo Shaolin, una probada de lo que es el tiro con arco y… ¡Mucho Chi!

Video Taller de Armas 

 

 


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